El brote reciente de COVID-19 ha puesto en peligro a más de 210 países y territorios desde inicios de marzo del 2020, especialmente en aquellas áreas con altas densidades de población. Las mascarillas desechables han ganado gran aceptación debido a que pueden evitar que las gotas de respiración entren en los pulmones, lo que puede ayudar a reducir el riesgo de infectarse, junto con la higiene adecuada de limpieza de manos. Sin embargo, existen algunas limitaciones en las mascarillas existentes: i) Las gotículas que contienen el virus puede permanecer en ellas, ii) Son difíciles de reciclar, porque los virus capturados pueden permanecer en la superficie y iii) Al desecharse, son consideradas como residuos peligrosos que requieren disposición final, generando alrededor de 15000 ton de residuos/día. Para dar solución a estas problemáticas se propone el uso de filtros para mascarillas basados en materiales de carbono modificados químicamente que permitan su auto-limpieza y pueden beneficiar significativamente las aplicaciones médicas. A partir de residuos celulósicos es posible diseñar materiales de carbono con porosidad controlada que otorgue altas áreas superficiales, de tal forma que incremente la capacidad de retención de estos contaminantes. Posteriormente, mediante un proceso de modificación química es posible introducir en la estructura del carbón funcionalidades nitrogenadas que le confieren hidrofobicidad al material, lo cual se traduce en la capacidad de repeler las microgotas de agua de su superficie. Esta condición proporciona un material de carbono con capacidad de auto-limpieza, pues su superficie estará siempre libre de microgotas que contienen el virus. Adicionalmente, al ser un material basado en carbono tendrá la capacidad de resistir cambios de temperatura superiores a los 100 °C, de tal forma que además contará con la capacidad de esterilizarse eficazmente para proporcionar un tiempo de vida útil mayor a las mascarillas convencionales. Los materiales de carbono que han sido desarrollados en nuestro grupo de investigación han sido diseñados a partir de diferentes residuos lignocelulósicos, tales como cáscaras de cítricos, cascarillas de argan, huesos de aceituna, entre otros. El material de partida se somete a un tratamiento térmico a alta temperatura controlando la atmósfera y velocidad de calentamiento, a fin de desarrollar la porosidad deseada. Posteriormente mediante un proceso de impregnación húmeda incipiente ha sido posible la incorporación de funcionalidades nitrogenadas empleando quitosano, urea y/o melamina como fuente de nitrógeno. Los materiales diseñados han sido evaluados para diferentes aplicaciones con éxito, tales como materiales adsorbentes en fase líquida y gaseosa, catalizadores para aplicaciones medioambientales, electrodos para detección de contaminantes, supercondensadores y ánodos en baterías ion-Na. Durante su caracterización ha sido puesta en evidencia sus propiedades hidrofóbicas, por lo que presentan un gran potencial para ser utilizados como filtros para mascarillas ante la contingencia generada por la COVID-19